Que la justicia no es igual para todos en cualquiera de los rincones del planeta no es ninguna novedad. Sin embargo, ver cómo es in situ esa “injusticia” revuelve las tripas a cualquiera. María Augusta Ramos ha logrado reflejar en Juízo (Juicio), con testimonios y situaciones reales, los procesos penales y judiciales por los que los menores brasileños pasan después de, supuestamente, haber cometido un delito.
Los Tribunales deben encargarse de juzgar y dar su merecido a los que delinquen. Sin embargo, el sentido común dicta que un Estado de derecho nunca puede permitir el maltrato, ya sea físico o psicológico, a una persona que únicamente está acusada y no condenada.La directora de Juízo refleja en este documental la superioridad dialéctica, y muchas veces utilizada sin respeto hacia los acusados, que la jueza protagonista emplea en las vistas con los menores. La justicia pretende, en este país, ser totalmente paternalista, diciendo a los acusados lo que deben hacer, moralizando todas sus sentencias.
Pero también encontramos cosas abominables en los propios reformatorios o cárceles para menores: inmundicidad, suciedad e inseguridad.
La ley prohíbe que salgan los menores acusados, por eso son representados por otros menores con la misma condición pero que no están acusados. Sin embargo, los jueces, abogados y policías son todos personajes reales que han sido grabados en el ejercicio de sus funciones.
La ley prohíbe que salgan los menores acusados, por eso son representados por otros menores con la misma condición pero que no están acusados. Sin embargo, los jueces, abogados y policías son todos personajes reales que han sido grabados en el ejercicio de sus funciones.
Casa América dio la oportunidad a todos los madrileños de disfrutar de este documental, de forma gratuita, y con subtítulos en español, el pasado 9 de marzo. Pero quien se lo haya perdido, aún puede verlo en Youtube, pero sin subtítulos. Aún así, es muy recomendable ser testigos de las maneras con las que la justicia de un país en vías de desarrollo trata a menores que, en muchos casos, han sido injustamente acusados, y así poder ser conscientes de que nosotros, desde el mundo de los derechos y el desarrollo, tenemos que poner nuestra atención en mejorar los países que lo necesitan.
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